El mundo del arte y la cultura está de luto tras confirmarse el fallecimiento de Robert M. Wilson, el célebre director, dramaturgo, artista visual y creador interdisciplinario estadounidense, quien murió el pasado 31 de julio de 2025 a los 83 años de edad. Su deceso ocurrió en el Watermill Center, su residencia y centro de creación artística en Nueva York, tras una breve pero severa enfermedad.
La noticia fue confirmada por su fundación y rápidamente replicada por medios de todo el mundo. Robert Wilson fue uno de los visionarios más influyentes del teatro contemporáneo y de la performance artística internacional. Su legado transformó radicalmente la puesta en escena a través de un enfoque centrado en la imagen, la luz, el movimiento y el tiempo, donde el silencio y la contemplación eran tan poderosos como la palabra.
Su obra rompió con la estructura narrativa tradicional y dio lugar a un lenguaje escénico propio, que ha influido a generaciones de artistas, actores, escenógrafos y músicos. Entre sus trabajos más emblemáticos se encuentran la revolucionaria ópera Einstein on the Beach (1976), en colaboración con Philip Glass; Deafman Glance, considerada una “ópera muda”; y sus adaptaciones experimentales de clásicos como Shakespeare, Brecht o Beckett.
Fue también un aliado creativo de figuras como Lou Reed, Laurie Anderson, Marina Abramović e Isabelle Huppert, con quienes compartió escenarios en producciones que desafiaron las fronteras entre teatro, música, danza y artes visuales. Además de su trabajo escénico, Wilson fue un artista visual consumado, con incursiones en la escultura, el mobiliario artístico, la videoinstalación y la caligrafía performática. Fundó en 1992 el Watermill Center, un espacio de investigación interdisciplinaria que se convirtió en un refugio de creación para miles de jóvenes talentos de todo el mundo.
Este centro fue, hasta el final, el corazón de su obra y de su compromiso con el futuro de las artes. A lo largo de su carrera recibió múltiples reconocimientos, como el León de Oro de la Bienal de Venecia, el Premio Olivier, y fue nominado al Pulitzer por su contribución a la dramaturgia y la ópera contemporánea. Medios como The Guardian, El País y The Art Newspaper lo describieron como un “hombre luz” que iluminó la escena internacional con una estética inconfundible y con una mirada profundamente espiritual y reflexiva.
Su muerte deja un vacío inmenso, pero también un legado eterno que seguirá vivo en cada obra influenciada por su visión artística. Sus funerales y homenajes serán anunciados próximamente, y se espera que se lleven a cabo en lugares significativos de su trayectoria. Le sobreviven su hermana Suzanne y su sobrina Lori, quienes junto a su equipo más cercano continuarán preservando su legado a través del Watermill Center y las instituciones que resguardan su archivo creativo. Con la partida de Robert Wilson, el teatro mundial pierde a uno de sus creadores más audaces y sensibles. Su obra, sin embargo, seguirá viva mientras haya luz en el escenario, movimiento en la escena y silencio que hable desde lo profundo del alma humana.